16.10.09

Otro primer dia de clases.

Recuerdo cuando tenía 9 años y llegué una mañana de marzo a la escuela de Paine, de la mano de mi mamá y muy asustado. Se trataba de mi primer, de varios, cambios de colegio. Mi mamá preguntó a alguna señora por la sala del 4°C la que solo le respondió imperativamente :¡Espere aquí!, y ahí mismo esperamos como media hora, la cual aprovechó mi mamá para regalonearme y darme lecciones de buen comportamiento, también sirvieron esos minutos para tranquilizarme y darme ánimo. En esa espera apareció una señora cuarentona, de estatura baja, pelo corto y rubio, con u típico delantal de profesora y muy cariñosa me dice con voz dulce: ¿Así que tu eres el nuevo?, ¿cómo te llamas?, ¿de qué colegio vienes? ¿por qué, para qué, de qué, en qué?... Muchas preguntas para un niño pequeño y en el marco de nerviosismo que me encontraba solo miré a mi mamá y ella respondió por mi. Bien, adelante, continúo la dulce voz, los niños salen a las 12 le dijo a mi mamá, así que puede irse porque las clases están por comenzar.
La despedida fue ligera y de pronto me encontré en una sala de clases gigantesca, inmensa, de color amarillo pálido, con mesas y sillas blanco invierno y unas cortinas café. Era un lugar bien frío para ser una sala de clases. Uff, los compañeros y las compañeras. Horror de nervios, la peor parte. La voz dulce dijo: "El es Pablo, su nuevo compañero, saludenlo...", "holas" tibios y también tímidos se oyeron en toda la sala. "Ven me dijo, sientate aquí" y de mano me condujo hasta un puesto al lado de una niña colorina que con suerte me miró. Ese primer día transcurrió todo en silencio para mi, la gran parte de este solo oí la voz dulce de la profesora, en los recreos me quedé sentado, solo me levanté una vez para ir al baño, las horas pasaron lentas y la llegada de las 12 fue un alivio tremendo. Comenzamos en fila, como es costumbre en los colegios, a salir y entre todas las señoras estaba mi mamá esperándome, con mi hermana de una mano y la otra afirmada del coche en el que estaba mi hermano.
Desde el segundo día en adelante, y hasta el último en ese colegio viví la alegría de ir creciendo, sin saberlo, comenzando a formarme en los caminos de esta vida. De partida debo decir que con mi hermana caminabamos todos los días como 40 minutos para llegar a la escuelita, de ida y vuelta, en invierno o en verano, siempre íbamos felices, jugando o peleando.
Siempre esta en mi corazón el recuerdo de la profesora Elena Vera (q.e.p.d), la señora de la voz dulce, que siempre nos daba aliento para volver al otro día al colegio, nos decía que no nos quedaramos en la casa pues allí no aprenderíamos mas que en la escuela...
Tía Elena, muy feliz día.

2 comentarios:

  1. que liiiiiiiiiiiindo... me encanto leer un recuerdo tan bonito.

    cariños

    Moly

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  2. Vuelvo a ratificar ke eres un ser MUY pero muy especial, mi pablo dulce, con esos recuerdos vertidos hoy aki en estas palabras a tu profesora, soy en escencia una profe y mi corazon se llenaria de gozo si alguna vez leyera de alguno de mis alumnos/as algo kmo lo ke he leido, kisiera me recuerden por haber sido calida y acogedora tal como has recordado a esta profesora....Insisto en ke te reketekiero y son estos detalles los ke me hacen tenerte en mi corazon... un abrazo para ti mi dulce (aunke un poco parco por fuera ) Goguito....

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Le dijo al mundo de Pablo Soto!